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Archive for the ‘Redes Sociales’ Category

Oda al tag.

noviembre 21, 2009 2 comentarios

Con que podría rimar

Una pagina, con tu moneda?

la posición, con el lugar?

un ranking con un matcheo?


Adonde tiene que clickear

el primero en la secuencia,

el que traerá a todos los giles

a comprarte con frecuencia?


Pero:  si ya tengo los keyword,

y le enchufé los plugín,

no te lo puedo creer,

tengo el meta al fin de la secuencia!


Que raro que me suena todo esto:

Un soft ?  Que es lo que ha de ser ?

Una palabra, un púema, un verso,

Ni ahí, es un patrón de caracter…


Tengo que darle de comer a la bestia

Te parece, eso tengo que poner ?

Dejá, puede que lo piense, pongo un tercio

Y le mando tranqui con un blogger …


Dame tráfico, cabrón, dame más

Preciso rapido intensos posts

Y no te demores con el hash

Pues tengo pocos hits y me bajan los pinches ads !

Man, ¿me estás gugleando?

  • Si, claro.

Te digo una cosa: estoy harto de hablar en tags.  No, no, en serio te digo, estoy re podrido.  ¿Sabés lo que es hablar en etiquetas todo el santo día?  ¿Sabés lo que es?

Estoy harto de hablar en el maldito código adecuado para que el padre G**gle se entere que estoy hablando de cosas que a Él le interesan, o que sólo Él sabe que otros quieren saber, y que por ende yo querré que ellos sepan, lo que en definitiva les significará, y les informará, con suerte, que yo existo.

¿Me querrán entonces?

Me tienen harto: estoy harto de hablar en tabs, de putear en blogs, de filtrar mensajes en HTML, de masificar mi protesta por vía digital.   Quiero la cosa verdadera.  The real thing.

Pero es tanto más fácil así.

Digamos que todo se define en una simple combinación alfanumérica de caracteres codificados en ASCII, por la cual se infiltran, intravenosamente: formulas, scripts, algoritmos y quien sabe cuantas cosas más, en forma de robots buscadores, arañas binarias,  y musarañas electrónicas, que le  dan de comer a la bestia, la bestia hambrienta, todos los santos minutos del día.

Es cierto: de repente, me llegan imágenes violentas de un paisaje orweliano con visiones difusas en blanco y negro, imágenes de pequeños robots transparentes, sin pigmentación por trabajar tantos años sin luz natural, todos ellos invisibles para los ojos de los navegadores ignotos.

Uy, de repente la película Brazil, y veo a pequeños seres amorfos trabajando sobre una línea de montaje  de redes estructuradas , desbordadas, saturadas, colapsadas, con todo tipo de consultas, estúpidas, simultáneas, insignificantes.  Que patético.   En nerd: todo el mundo consulta tantas pavadas y mira tantos videos que me saturan el ancho de banda.  Again?

Y, hay que decirlo, cuando aparecen el hermano Orwell y Big Brother, lo bueno es que renace la rebeldía, y toda la inventiva que viene con la rebeldía.  Yo solo quiero ser rebelde como en ese momento, y volver a escuchar los grupos dark de música de vanguardia, salvo que ahora,  yo soy el Rebelde Digital.

  • Te escrambleo la señal.

Dice la leyenda que, al llegar la hora del partido, el legendario jugador de futbol de Racing, el «Turco García», jugador que en el momento de la anécdota vestía la camiseta de la gloriosa Selección Argentina, que en ese momento estaba por jugar en Wembley, contra Inglaterra, al ingresar a la cancha propiamente dicha, exclamó, desafiante:  «¿Esto es Wembley?, ¿Esto es Wembley? » y, acercando su boca al cesped en forma despectiva escupió:  «¡Te lo escupo a Wembley, te lo essscupo! «.

Con desafío y descaro le decimos al gran hermano G**gle que vamos a volar por debajo del radar.  Es así que la  doble ** reemplaza a la doble «o» de la palabra del título.  O sea, el buscador.  O sea, el gran hermano.   Hace meses descubrí el mensaje, y la filosofía detrás de la rebeldía pasiva que implica escramblearle la señal a los SEO y todos los robotitos invisibles.   Con lo cual, ahora me doy el lujo de hablar en lunfardo de Lan, verre de router, o repiqueteo de rígido,  mixeando en spanglish temas como rebutéo del cepeú, congelamiento total del XP con SP3…. ¿Cuantos años de rebeldía digitial tendremos por delante?

  • «Bueno, bueno: Y, ¿como?»

Hay un par de reglas sobre el SEO, Search Engine Optiiiimization (recuerden, estoy mareando al buscador), u «Optiiiiimización en los motores de búsqueda», y cuando uno empieza a reconocerlas, uno empieza a entender un poco más sobre el paisaje que observa cuando se empiezan a recorrer nuevas realidades en la Web, arrancando por ejemplo con los temas de las redes sociales, que son comunes por lo general a las reglas de la Web.  Entonces, en el lenguaje escrambleador, hay que cambiar, dar vuelta las reglas.  Y reinan las no-reglas.

Y cuando no entiendas lo que te digo, dominguero digital, vas a saberlo, oh si, vas a saberlo, por mi propia voz que hará pública tu ignorancia, y el famoso y calido ultramensaje de la brecha digital.

  • ¡Tirame el trackback, haceme el pingback!

Imaginate, de repente le mandé un tracert al segundo backup de la DMZ de la primer granja.  Un flash, tarado, no sabés lo que es vel el TTL en esos niveles.  Y la latencia primaria, no sabés, volaba, creo que de St. Croix a Las Toninas dio menos de 10 milisegundos.  Un flash, muy groso.  Pero, ojo, que no se te caigan los malditos paquetes, no man, a mi se me quemó la placa madre de la tarjeta inalambrica.

Basta, loco.  El unico paquete que se me cayó es el paquete de fasos una vez, hace mucho.  Basta, no me invadas con tu lenguaje técnico humanizado para entender apenas.   Y de repente me entra otra newsletter.

  • Ay, ay, ay, los newsletters.

Creo que el newsletter es como el alfajor recién comido, pero sin las calorías.  O sea, no sirve para nada, siempre es poco, y, es un hecho que ni bien te suscribís al newsletter, como es gratis, te dé una sensación muy efímera de bienestar gracias a lo cual sentís como un micro escalofrío de confort, y pensás por un milisegundo que vas a sentirte bien por el aporte que te hará esa newsletter.  Y lo borrás.  El newsletter es peor que el spam, porque le podés ver la cara al vendedor que dice «Dale, comprame, please, por favor, comprame, te lo pido por favor.  O sea, con el newsletter no te quiero vender abiertamente, pero quiero que recuerdes que ni bien tengas la más minima intención de compra, voy aestar ahí, al acecho, en el top of mind tuyo, para que me compres a mi».

Pinche vendedor cobarde.  Dime que me quieres vender, y te diré que NO ! Pero no me quites ese placer, o el placer de no responderte los mails, con una asquerosa newletter.

El newsletter, cuando lo recibis, tiene el sinsabor inmediato posterior, similar en un 90%, del placer que te dá al número capicúa en el bondi.  Sentís una gran ilusión cada vez, al subir al bus, y tras dictarle al chofer tu destino, y haber ingresado las monedas, esperar con ansiedad, con excitación, que caiga el mínimo trocito de papel termosensible que te pemita ver si el numero de tu pinche boleto es, capicúa.   Y, después de tomar el bondi 934 veces en un x periódo, te toca un capicúa, UN SOLO capicúa…… y, dime feisbukero novato:

¿En cuanto tiempo en tu malidto día te olvidarás que tuviste un pinche capicúa esa mañana?